Lima huele a pescado. Esto podria ofender a algun limeño, pero para mi es un buen recuerdo de algo que extraño mucho, y que seguire extrañando por, segun parece, un par de años más.
El barranco que separa el mar de la ciudad debe ser el responsable, seguro las olas golpean alli y rompen liberando el olor a mar. Quizas es el ceviche fresco que se come en toda la ciudad lo que le da este caracteristico aroma a sus calles. Aquel mar que desde la ciudad me invita a estar junto a él, pero no en él. Su música y su gente son como abrazos que me atrapan y me hacen sentir en casa, pero que me aprietan tan fuerte que tomar el avion de vuelta se convierte en un reto.
Lima fue la primera ciudad de latinoamerica que conoci, y nunca me imagine que me cautivaria para toda la vida.
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