Tuesday, August 16, 2011

El Pingpong

Mi Carta de tarot favorita es el arcano menor VI de oros, que representa la ley del karma (y del dharma también). Esta carta me ha enseñado varias cosas, la más importante de ellas, que estamos en un mundo interconectado en donde nuestras acciones se convierten en los insumos y estímulos de los planos no solo materiales sino emocionales para nuestros compañeros de viaje.




En cada interacción que realizamos con otras personas durante el día, estamos recibiendo de ellos un poquito de su tiempo y de su pensamiento para nuestro goce y disfrute. Cualquier interacción desde un simple saludo en una tienda, la pregunta de un amigo sobre cómo vamos, o la mano que se extiende para despedirse de nosotros, es un poquitico de la vida de otro ser humano que se nos regala y que es precioso pero pocas veces valorado. Muchas veces vamos por la vida recibiendo estos regalos, y somos como un agujero negro que absorbe la bondad del mundo, actuamos como una espuma que recoge la energía de los demás, y que algunas veces la bloquea por no devolverla.

Recientemente empecé a utilizar un constructo que llamo “El Pingpong”, y me ha funcionado de maravilla. La cosa es más o menos de esta manera: imagínate que todas las iteraciones con los demás son un juego de pingpong, por facilidad pensemos que jugamos con un sobrinito menor que está aprendiendo a jugar, que no puedes perder y que no puedes dejar que el otro pierda, así que cada vez que recibes el pingpong debes devolverlo, como si fuera un juego en un paseo de vacaciones. A un saludo cortés, respondemos con otro saludo aún más cordial que el que recibimos. A la pregunta de cómo vamos, no nos limitemos a responder egoístamente con nuestro estado emocional, más bien recordemos que cada interacción con los demás es como si el pingpong estuviera de nuestro lado y fuéramos invitados a un corto pero cordial juego. Luego de proporcionar la respuesta devolvamos la jugada con otra pregunta igual de cordial y cálida desde el corazón, con un profundo interés por el prójimo (de la misma manera que no devolvemos un pingpong fuera de la mesa, sino que queremos prolongar el juego). Nos encontraremos con que la otra persona rápidamente se abre a nosotros, y comienza a sentirse comprendida, a simpatizar con nosotros, y si realmente logramos escuchar de manera activa y entender al otro, el juego de pingpong se vuelve muy agradable.

El pingpong también resulta útil para entender el nivel de interés de otras personas en nosotros o en lo que estamos hablando. Muchas veces no querrán jugar pingpong con nosotros, no nos devolverán el pingpong, nos darán la mano sin mirarnos a los ojos, nos responderán el saludo por cortesía sin escuchar desde el corazón, o simplemente se quedarán con nuestro pingpong… podemos seguirle tirando pingpongs y desgastarnos, o entender que el mundo es gigante y hay suficientes jugadores que están interesados en jugar con nosotros de una manera placentera y agradable, y quizás convertirse en compañeros de viaje.

1 comment:

  1. Super Lobito... buen ejercicio que no nos desgasta y si genera satisfacciones en nosotros y los que nos devuelven la pelotita :)

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