El Político y el Científico

El ilustrísimo profesor Orozco, aparte de hacer todo lo posible para que yo perdiera ética, me permitió estudiar un poco más sobre Weber (que en español se translitera, y suena "ueber", asi el ilustre profesor diga que no). De Max Weber aprendí una cosa: que "el político debe vivir por la política y no para la política", es decir, vivir por el amor a su actividad, y no para que esta le dé los medios para vivir. El otro día en una de mis charlas con Adriana, caí en cuenta que este consejo funciona para cualquier profesión: no solo para la política. De esta manera, el ingeniero podría vivir para la ingeniería, y no por la ingeniería. El medico viviría para la medicina, y no por la medicina... y así con todas las profesiones y oficios. De esta manera eliminaríamos la necesidad de resaltar entre los demás por razones materiales como el tamaño de nuestra casa, o la marca del carro, y más bien nos respetariamos los unos a los otros por haber alcanzado nuestros propios sueños.